Estos son algunos consejos prácticos para que tu casa mantenga su valor y se constituya en un verdadero patrimonio, para ti y
tu familia.
Impermeabiliza la
azotea cada dos años para evitar goteras y, si quieres instalar la antena de la televisión, busca la manera de sujetarla sin perforar el impermeabilizante.
Limpia la azotea, coladeras y desagües pluviales una vez al mes, así evitarás
inundaciones que reblandecen los materiales.
Mantén las coladeras del fregadero, lavadero, lavabo y regadera libres de
basura, esto evitará que se tapen.
Mantén limpias las llaves del agua, el sarro que se va
formando las daña y les da mal aspecto. Revisa que los empaques funcionen bien. En cuanto comiencen a aflojarse, cámbialos; esto evitará fugas de agua.
Lava los tinacos y la cisterna por lo menos una vez al año, así el agua que
consumes se mantendrá limpia y podrás verificar que no haya fracturas en sus paredes por las que se esté fugando el agua.
Pinta las paredes de tu casa cada dos años, o según veas que lo necesitan, esto hará que siempre
parezca nueva y mantenga su luminosidad.
Resana los muros que se descascaran y pinta esa área, de esta manera evitarás un
deterioro mayor que, a la larga, te resulte más costoso arreglar.
Revisa las humedades que puedan aparecer en las paredes, podría tratarse de tubos
internos rotos.
Para que tu casa conserve su valor e incluso lo incremente con el tiempo, es muy importante que el edificio donde vives, las
áreas verdes, patios y estacionamientos también estén en buen estado.
El buen estado de las áreas comunes, como su nombre lo dice, depende de la comunidad que las ocupa. Por eso, conviene que tú y
tus vecinos se organicen para hacer un programa de mantenimiento y juntos paguen los gastos.
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